
Cada vez que recorro las rutas provinciales y nacionales de nuestra provincia, me
hago la misma pregunta: ¿cómo es posible que sigan sin la señalización horizontal
y vertical que cualquier camino seguro debe ofrecer? Lo veo y lo escucho en boca
de los propios vecinos, choferes y trabajadores: transitar sin marcas visibles, sin
carteles, sin advertencias, es directamente jugar con la suerte.
El problema es claro. Las rutas provinciales N° 12 (entre Caleta Olivia y Pico
Truncado), N° 43 (de Pico Truncado a Las Heras) y N° 281 (desde Puerto
Deseado hasta Fitz Roy) no cuentan con la señalización reglamentaria. No hay
líneas blancas o amarillas que delimiten carriles, no hay advertencias de curvas, ni
señalética vertical adecuada. Esto, en rutas donde circulan constantemente
vehículos pesados vinculados a la actividad hidrocarburífera, representa un riesgo
evitable que, si no se atiende, puede terminar en tragedia.
La causa de esta situación es el abandono sistemático de una etapa fundamental
en cualquier obra vial: la señalización. Se invierte en bacheo o repavimentación,
pero se omite lo que finalmente guía y cuida a quien maneja. A esto se suma la
extensa geografía de nuestra provincia, que obliga a los conductores a realizar
tramos largos, muchas veces en condiciones climáticas adversas o con poca
visibilidad. Durante el invierno, por ejemplo, hay menos de 8 horas de luz solar por
día en ciudades como Río Gallegos. Y manejar de noche implica varios peligros
que aumentan el riesgo de accidentes: visibilidad reducida, fatiga, demoras en la
reacción, y ausencia de referencias claras.
No actuar frente a esta realidad es seguir naturalizando el riesgo vial. Es seguir
lamentando accidentes, es seguir invirtiendo en ambulancias en vez de prevenir
desde el trazado mismo de la ruta. La falta de señalización no solo perjudica a los
transportistas y a quienes trabajan en el rubro del petróleo, sino a cualquier vecino
que circula por estos caminos.
Lo que debería ocurrir con urgencia es que el Estado provincial incorpore de
manera sistemática la señalización horizontal y vertical en todas las rutas que
mantenga o repavimente. Esta tarea debe estar a cargo de la Administración
General de Vialidad Provincial o del organismo competente, y debe planificarse
como parte inseparable de cualquier obra vial. Señalizar es invertir en vida, en
cuidado, en previsibilidad.
Con esa convicción, esta propuesta la presenté mediante el expediente N° 451, el
10 de septiembre de 2008, en la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia
de Santa Cruz, solicitando al Poder Ejecutivo Provincial que proceda a señalizar
las rutas provinciales N° 12, N° 43 y N° 281. Porque cada ruta segura que
trazamos, es un paso firme hacia un territorio más justo y más cuidado para todos.